El esófago es el tubo que conduce el alimento desde la faringe al estómago. Se
origina como una continuación de la faringe (a nivel de la VI vértebra cervical) y
desciende a través del cuello y el tórax para atravesar después el diafragma (por el
hiato esofágico) y alcanzar el estómago. Hasta llegar a la bifurcación de la tráquea,
está situado entre la tráquea por delante y la columna vertebral, por detrás.
Después, el pericardio separa el esófago de la aurícula izquierda. Penetra en el
estómago formando un ángulo agudo (a nivel de la X vértebra dorsal) y su longitud
total es de unos 25 cm. El epitelio de su mucosa es plano estratificado no
queratinizado y en las capas musculares de su pared, se encuentra músculo
estriado esquelético en su 1/3 superior que gradualmente es sustituido por músculo
liso en su 1/3 medio, en donde se encuentran juntas fibras musculares estriadas y
lisas, y en su 1/3 inferior ya es músculo liso que se continúa con las capas de
músculo liso del estómago.
En la parte superior del esófago existe el esfínter faringoesofágico, entre la
faringe y el esófago, que permanece cerrado entre deglución y deglución y por
tanto impide que el aire entre en el esófago durante la inspiración y en su extremo
inferior, el esfínter gastroesofágico, entre el esófago y el estómago.
La función
principal de este esfínter es impedir el reflujo del contenido gástrico hacia el
esófago, ya que dicho contenido es muy ácido y rico en enzimas proteolíticos y
puede dañar la mucosa esofágica que no es capaz de resistir la agresión y se ulcera
(esofagitis por reflujo). El diafragma ayuda en la función de este esfínter y también
el hecho de que el esófago forme un ángulo agudo al desembocar en el estómago lo
que hace más difícil el reflujo.
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